Colette, Canción de la danzarina.
Canción de la danzarina.¡Oh tú, que danzarina me llamas, sabes hoy que no aprendí a danzar! Me encontraste juguetona y pequeña, danzando en el sendero y persiguiendo a mi sombra azul. Giraba como una...
View ArticleFrancisco Ferrer Lerín, La estepa o quizá el desierto
La estepa o quizá el desiertoHe visto de nuevo la colina desnuda, la ladera estéril coronada por un resalte rocoso, y no ha sido durante un sueño sino en una secuencia de Hasta que llegó su hora, en...
View ArticleElena Garro, Teología
Teología. Como ustedes no lo ignoran, yo he viajado mucho. Esto me ha permitido corroborar la afirmación de que siempre el viaje es más o menos ilusorio, de que nada nuevo hay bajo el sol, de que todo...
View ArticlePatricia Highsmith, La perfecta señorita
La perfecta señoritaTheodora, o Thea como la llamaban, era la perfecta señorita desde que nació. Lo decían todos los que la habían visto desde los primeros meses de su vida, cuando la llevaban en un...
View ArticleDavid Foster Wallace, La niña del pelo raro
La niña del pelo raro.Gimlet soñó que si anoche no iba a un concierto se convertiría en algún tipo de líquido, así que anoche mis amigos Mr. Wonderful, Big, Gimlet y yo fuimos a ver un concierto de...
View ArticleVirginia Woolf, La casa encantada.
La casa encantada.A cualquier hora que una se despertara, una puerta se estaba cerrando. De cuarto en cuarto iba, cogida de la mano, levantando aquí, abriendo allá, cerciorándose, una pareja de...
View ArticleJulio Cortázar, Instrucciones para subir una escalera
Instrucciones para subir una escalera.Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte...
View ArticleRay Bradbury, Cuento de Navidad
Cuento de NavidadEl día siguiente sería Navidad y, mientras los tres se dirigían a la estación de naves espaciales, el padre y la madre estaban preocupados. Era el primer vuelo que el niño realizaría...
View ArticleFernando Pessoa, La verdadera caída
La verdadera caídaUn día en que Dios estaba durmiendo y el Espíritu Santo andaba en uno de sus vuelos, Jesucristo fue a la caja de los milagros y robó tres. Con el primero hizo que nadie supiese de su...
View ArticleJulio Ramón Ribeyro, Las cosas andan mal, Carmelo Rosa
Las cosas andan mal, Carmelo RosaLas cosas andan mal Rosa cuando hoy subiste a la oficina y te quitaste la boina con desgano y tu abrigo con muchísima pena y tu bufanda como si fuera tu propio sudario...
View ArticleAlfonso Reyes, La melancolía del viajero
La melancolía del viajero. A veces, los que vuelven de un largo viaje conservan para toda la vida una melancolía secreta, como de querer juntar en un solo sitio los encantos de todas las tierras...
View ArticleHerman Melville, El vendedor de pararrayos
El vendedor de pararrayos.Qué trueno extraordinario, pensé, parado junto a mi hogar, en medio de los montes Acroceraunianos, mientras los rayos dispersos retumbaban sobre mi cabeza, y se estrellaban...
View ArticleItalo Calvino, Las ciudades y los intercambios, 3
Las ciudades y los intercambios. 3.Al entrar en el territorio que tiene por capital Eutropia, el viajero no ve una ciudad sino muchas, de igual importancia y no disímiles entre sí, desparramadas en una...
View ArticleAugusto Monterroso, La fe y las montañas
La fe y las montañas.Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios. Pero cuando la Fe comenzó a...
View ArticleLuis Mateo Díez, El Tilo
El tilo.Un hombre llamado Mortal vino a la aldea de Cimares y le dijo al primer niño que encontró: avisa al viejo más viejo de la aldea, dile que hay un forastero que necesita hablar urgentemente con...
View ArticleMario Levrero, El crucificado
El crucificado.Fue lo bastante astuto o estúpido como para deslizarse entre nosotros sin hacerse notar, y cuando Eduardo lo advirtió tuvo que aceptarlo, porque había una ley tácita de que las cosas...
View ArticlePilar Adón, Botellitas
Botellitas.A Dora Sallter le gustaba coleccionar las botellitas de vidrio de los zumos de frutas que iba tomando durante las vacaciones, porque luego pensaba decorarlas con distintos tonos de verde o...
View ArticleW. Somerset Maugham, Louise
LouiseJamás pude explicarme por qué le era tan antipático a Louise. Me tenía aversión, y yo sabía perfectamente que no perdía ocasión de criticarme con su gentileza característica.Era demasiado...
View ArticleItalo Calvino, Las ciudades continuas, 1
Las ciudades continuas, 1. La ciudad de Leonia se rehace a si misma todos los días: cada mañana la población se despierta entre sábanas frescas, se lava con jabones apenas salidos de su envoltorio, se...
View ArticleSilvina Ocampo, El retrato mal hecho
El retrato mal hechoA los chicos les debía de gustar sentarse sobre las amplias faldas de Eponina porque tenía vestidos como sillones de brazos redondos. Pero Eponina, encerrada en las aguas negras de...
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